| Historia del Objeto |
La Fábrica de Instrumentos Náuticos Torres de Santander, establecida en esta ciudad en el año 1860, fue la primera española en que se alcanzó e incluso superó en calidad a la producción de estos aparatos de precisión británicos, de los que hasta entonces se abastecía la Marina Española.
En 1862 el Ministro de Marina nombró a esta empresa proveedor exclusivo para los barcos de la Armada Española. Posteriormente se trasladó a Madrid, ya a cargo de los hijos del fundador, bajo el nombre de Torres y Torres, Hermanos y Cía.
El socio principal de esta fábrica, D. Pedro Torres, ha ido al extranjero, aún no hace 15 días, pensionado por el Gobierno, para que, por espacio de un año, recorra las más acreditadas de Europa, y pueda a su regreso montar la suya al nivel de las mejores de su clase, después de haber sido premiado su mérito, no común y aplicación suma, con la cruz de Isabel la Católica y por un teodolito, sextante y círculo de reflexión, perfectamente concebidos, que presentó en la Exposición Castellana el año anterior, con la Medalla de Plata.
Información de expediente 2005/CO/05. Todo parece indicar que el taller de los Hermanos Torres se fundó en Santander a mediados del siglo XIX, por iniciativa del oficial de marina montañés Pedro Torres para construir los delicados y complicados instrumentos de que hace uso la Marina y que hasta ahora se han traído del extranjero. Su establecimiento se situaba en la Plaza de la Pescadería, aunque en principio se encontraba en una de las casas del Muelle de las Naos.
Pedro Torres(1827-1902)ingresó en 1847 en el Arsenal del Ferrol, donde pronto destacó como especialista en la fabricación de instrumentos científicos de precisión. Por R.O. de 26 de diciembre de 1859 fue pensionado en el extranjero para perfeccionar la construcción de instrumentos de Geodesia y Astronomía. Ese mismo año obtuvo una medalla de plata en la Exposición Castellana por un teodolito, un sextante y un círculo de reflexión. En 1864 fue nombrado artista instrumentario del Observatorio de la Marina de San Fernando, antes Observatorio Astronómico de Cádiz; a nuestro artista se refieren los documentos internos de la institución, cargo que compaginó con el trabajo en su taller familiar de Santander. Aquí se realizaban diversos trabajos de construcción y reparación de instrumentos de precisión para la Marina.
Desde 1864, Pedro Torres, viajaba con cierta frecuencia desde su puesto de destino en el Ferrol a San Fernando, para reparar los instrumentos del Observatorio y de los barcos utilizados en las comisiones hidrográficas. En 1865 fue nombrado artista instrumentario del observatorio andaluz. La labor personal de Torres, muy apreciada en su tiempo, fue esencial para completar la dotación instrumental de los buques y de las colecciones asignadas a las estaciones costeras del Servicio de Meteorología Marítima y a otras dependencias y centros de la Armada. Su hoja de servicios del marino cántabro se conserva en el Archivo General de la Marina.
Sus productos fueron muy utilizados, tanto en el Observatorio de Cádiz, especialmente entre los años 1864 y 1888, como en los buques, estaciones y comisiones de la Armada durante el último tercio del siglo XIX. En esos años, los santanderinos obtuvieron numerosos premios a la calidad en diversas exposiciones internacionales.
No obstante, la producción del taller santanderino no se desarrolló como demandaba la tecnología moderna, y España debió seguir recurriendo a la compra de material de precisión en Inglaterra, Francia y Alemania. En esas circunstancias, la supervivencia de la empresa no era fácil.
Sin embargo, la Real Orden de 23 de septiembre de 1913 se declararon reglamentos los instrumentos axestantados de la firma Pedro Torres, prueba de la calidad de sus productos y de que el negocio no estaba aún agotado. Probablemente esta empresa fue una, si no la primera, de las más importantes de España en su especialidad.
El taller de Torres Hermanos y Compañía construía y reparaba, entre otros muchos artefactos de medición, anemómetros, termómetros de máximo y mínima, barómetros, mareógrafos, psicrómetros, teodolitos, quintantes y, sobre todo, sextantes. Contaba con la mejor maquinaria de la época. Desconocemos que ocurrió con la empresa de los Hermanos Torres a partir de la muerte de su fundador en 1902, aunque es probable que continuara su actividad- quizá ya no en Santander-, al menos durante algunos años, como se deduce de lo expresado en la R.O.de 1913, comentada más arriba.
Todavía muchos de los instrumentos producidos por los Torres se conservan en la sede de su mejor cliente:el Observatorio de San Fernando; allí se custodian una docena de sextantes, la mayor parte de los mismos fechados en torno a 1864. También hay algunos ejemplares en la colección de instrumentos de navegación del Museo Naval de Madrid, en concreto un quintante axestantado(nº de inventario 1322) , y un sextante que se encuentra en el presente en la situación de depósito en el Museo de la Torre del Oro de Sevilla(nº de inventario 1355) .
Establecimientos particulares de industria y fabricación que honran a Santander. Fábrica de toda clase de instrumentos de Pedro Torres, Hermano y Compañía. Se halla fundado provisionalmente en una de las casas del Muelle de los Naos; pero sin tardar mucho se construirá un edificio espacioso y sólido a( ...)n de que las complicadas máquinas del Establecimiento puedan funcionar por medio del vapor.
Dichas máquinas consisten en una divisoria, con su rueda de 64 centímetros de diámetro, única en su clase en España, que divide los limbos de diez en diez minutos y que aproxima sus nonius hasta diez segundos: en un torno completo para ornar y abrir roscas, que por la complicación de engranes que tiene se pueden abrir roscas desde tres hilos en un centímetro hasta veinte y cinco: en otro torno completo de cinco pulgadas centro con engranes para tornear los centros y limbos de los instrumentos; en otro para dar curvatura a los niveles: en tres id. más sencillos para tornear cualquier pieza: en otro de relojería: en una máquina para cepillar metales, desde una pieza de dos centímetros, hasta cuarenta y ocho: en otra para serrar metales: en otra parte para hacer tornillos y tornear piñones: en otra para hacer toda clase de piñones: en otra para estirar varillas y tubos que no pasen de un centímetro: en otra, tijera de engranes, para cortar metales, cuya máquina corta derecho y redondo, pudiendo hacerlo de una plancha de tres líneas: en otra para estirar tubos de anteojos: en otra para estirar tubos de anteojos: en otra para hacer molduras: en otra para barrenar y cortar cristales de los anteojos.
Los instrumentos de reflexión que construyen con perfección suma, los Sres. Torres, son los que siguen:
Círculos astronómicos, teodolitos, edímetros, goneómetro de todas clases, niveles de id., círculos de reflexión, sextantes de dos cuerpos con trípode y sin él, id. de cuerpo fundido, optante de id., id. con graduación de plata, anteojos marinos, y de otras clases para día y noche, barómetros marinos y terrestres, id. para cálculos científicos, bitácoras de todas clases, compases de marcas, prismáticos, sencillos y transparentes, sin bitácora con percantes para colgar, correderas de máquina, faroles de telégrafo para vapores y para costado, de colores, ampolletas, funda de bronce o madera, con arena de plomo, o mineral y círculos acimutales.
El presente sextante perteneció a un almirante argentino, antes de que su hijo se desprendiera de él. En el expediente se acompaña información sobre el Almirante Segundo Storni. Brillante exponente de la Armada Argentina, de profunda visión y clara inteligencia, en 1916, dictó una conferencia en los salones del diario La Prensa. Los conceptos señores de aquella disertación, muchos de ellos válidos aún en nuestros días, llamaron poderosamente la atención de autoridades e ilustres personalidades del país. A partir de entonces fue madurando la idea de crear jurídicamente una institución que se preocupaba de los Intereses argentinos en el mar, tal el título de la conferencia.
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